CAPÍTULO I:
Amanece en Israel y una alarma indica que nos encontramos bajo ataque de misiles. Para la gente local, se trata de un día perfectamente normal, al sonar la sirena sólo recogen sus celulares, tazas y objetos personales, y caminan al búnker más próximo para refugiarse. Cuando la alarma deja de sonar, el día continúa.
En este territorio, los conflictos bélicos no tienen un sentido económico, sino religioso y de creencias, y con ellos se convive diariamente. El instinto de supervivencia lleva a la población a innovar permanentemente, y los avances se aplican en todos los campos. Israel no tiene tierra fértil, no tiene abundancia de agua… Donde otros ven desierto, ellos ven una sola opción: inventar para sobrevivir.